Comunidad de escritores a la carta

Blog de propuestas y sugerencias. La escritura como ejercicio. Ideas, palabras, restricciones, plagios y otras formas de escribir sin partir de cero.

domingo, diciembre 25, 2005

Poesía para el lector desconocido III - Azena

El águila de mi deseo remonta el vuelo hacia tu piel. A través de la niebla, el cañón de tu mirada perfora mis sentidos. Como una sabandija inmunda, me retuerzo en el barro de tu desprecio. El rayo de Zeus traspasa mi coraza y me hunde en la mierda. ¿Por qué te alejas de mi fortuna y me ahogas en el lago de la desesperación? Me bastaría un paraguas para frenar la lluvia mientras me dejo anegar por las lágrimas del amor perdido. Mi mente se pierde en paradojas y desprecia el sentido de la vida.

Propuesto por Azena

miércoles, diciembre 21, 2005

Poema al lector desconocido (I)

Querido Lector
Yo no te conozco, y tu a mi
Pues tampoco
Pero hay algo entre nosotros
Tu que vienes y no pasas de largo. A veces
Incluso vuelves
Terminando el ciclo vital de lo que yo empiezo a escribir
Sin ti no sería nada
Sin mi tampoco, pero eso es lo de menos.
Yo vuelvo, o no vuelvo
Pero entonces me inquieto,
Y Me digo
He de darles de leer o lo olvidarán para siempre…
Si, querido lector, pienso en ti que lees desde no se donde, que a veces te da por contarme algo
Y a veces te callas y estas como ausente.
Nunca he sabido guardarme estas cosas para mi
Uno no se arranca el corazón para dejarlo tirado en la acera
No me pongas esa cara
no seas dramático
que me da la risa
No es mi corazón lo que tienes en tus manos
Pero duele parirlo, no creas…
Como todo lo que viene de dentro, tiene algo de redentor
De terapéutico
De desahogo
De rebeldía contra este mortal aburrimiento de hojas en blanco y pensamientos escurridizos.
Pero esta redención, esta terapia inevitable, este desahogo, este juego de mañana entretanto
No puede existir sin ti
Entiéndelo, si no lo lees, ¿yo para qué coño lo cuelgo?
Sin ti no es posible acabar
Sin ti no es absurdo empezar
Ven cuando quieras
Te estaré esperando con la sopa caliente,
las sábanas limpias,
el baño lleno, con sales y todo,
te estaré esperando con la chimenea encendida,
las ostras frescas,
la lengua ardiente,
las bragas bajadas o la polla tiesa,
te estaré esperando
todo lo bien que se puede esperar a alguien,
todo lo agradecido que se puede estar a la otra mitad de hay que ir dándose prisa…
mira por donde van estos ya.
Te quería dar las gracias con estas palabras
Seas quien seas
Sea quien sea yo, ahí tienes mis gracias, mi cariño, pero sobre todo mi literatura
Seamos quien seamos
Quien podamos ser
Cualquiera
Quizá tu amigo Jesús
Tu profesor de física
O de termodinámica tres
Tu jefe o su subordinado
Tu carnicero, tu panadero,
El tio que te barre la acera por las mañanas que tiene mucho tiempo para pensar
O un camionero concentrado en la noche
O tu hermano pequeño que es más listo de lo que te crees
O tu vecina que le ha dado por inventarse que es Golfo
Para probar a escribir por fin un poco de ficción
La tonta de tu vecina, increíble, ¿verdad?
o
Tu cajera habitual,
Si, esa que viste que estrenar su puesto de cajera y te atendía nerviosa al principio
Y que ahora controla y sonríe sin parar
Sonreir sin parar es todo un esfuerzo,
dice mucho de un profesional
O quizá sea el tio que hay detrás de ti en la cola
pensando exactamente estas palabras
O un teleoperador
La voz que te pregunta si quieres someterte a una encuesta
La voz a la que cuelgas sin dejar terminar la frase
El conductor que te pitaba anoche
Podría ser electricista
O diplomático
Podría ser Rajoy,
O Emilio Aragón que intenta escapar de su sanbenito
Ser algo más que Emilio Aragón
Algo más para el Mundo
Aunque claro… igual Tu eres Emilio Aragón, con lo que una posibilidad menos.
Ya estas mas cerca.
Podría ser el portero del bloque
O el del Guadix Club de Futbol
Podría ser cualquiera…
Igual incluso nos hemos visto…
Igual un día te has dicho, ese es, el de la bicicleta y el pelo revuelto, dios, es él, se le ve en la cara… menudo gilipollas, lo sabía. Vaya pinta de Bohemio pastoril. Cuentista de mierda.
O igual lo que lees es lo que pensaba aquel tontorrón que miraba al infinito en el autobús. O la tia que llevaba un maletín lleno de exámenes, dispuesta a follarse a una buena ristra de alumnos. Corregir rápido para luego postear, porque quizá sea uno de sus escasos, secretos y obscenos placeres diarios que nadie conoce en el departamento.
O un becario cualquiera.
Y si fuese tu hijo. ¿te enfadarás con él?
Le dirá en el desayuno… Sé que eres Golfo.
-Vaya novedad, Aprendí de ti, papa… aunque creo que te he superado-
Podría ser esa, mira, la que acaba de doblar la esquina, la de las gafas de pasta que abraza si carpeta mientras te sostiene la mirada, llena de misterio, no te la imaginabas así, eh, bajita sin ser bajita, a escala, esa escala de mujeres que le dan a uno ganas de agrazarlas y protegerlas y echárselas encima como un insecto tiene encima a otro insecto y lo abraza y lo penetra. Igual me las visto pasar inconsciente de su propia belleza, del morbo con el que te la acabo de vender y con el que quizá comienzas a desearme.
Esa que ya se aleja.
Esa misma... ¿te gusta?
Tuya es… si quieres ir a preguntarle.
Échale huevos.
Qué más da.
Podría ser cualquiera de las personas que caminan por nuestras calles.
De hecho, lo soy.
Y esto es lo más gracioso de todo.
No quiero parecer jactancioso, pero pocas veces en mi vida relataré hechos tan reales.
Pero qué más da.
Mientras estés para leer podré bajar aquí para escribir.
Y eso no es moco de pavo.
Gracias
locamente gracias,
Querido lector.
Enteramente Tuyo: Golfo.


Propuesto por Azena

lunes, diciembre 19, 2005

Carta Desesperada (V) - Dynaheir


Te tengo y no te tengo.

Te tengo en cada suspiro, en las mariposas que revolotean en mi estómago cada vez que pienso en ti. Te tengo en las estrellas y en el vaivén del mar. Te tengo en mis momentos imaginarios de pasión infinita, en ese eterno momento que al final resultó ser un simple suspiro.

Hace tanto tiempo ya... Y mi corazón continua latiendo por ti. Las heridas que en su día surgieron aún me piden tiempo para ser sanadas. Pero es lo que menos tengo: tiempo.

Desearía que estuvieses aquí, junto a mí. Que jamás me hubieras soltado la mano. Que aún continuaras siendo el viento que mueve mis alas, la luz que ilumina mi camino. Deseo tantas cosas... Te deseo a ti, mi ángel... Y no te tengo.

En esta noche fría, regresa una vez más y susúrrame al oído que me amas. Sólo por esta vez. Vuelve a secar mis lágrimas. Vuelve a mí.

sábado, diciembre 17, 2005

Carta desesperada IV

Estaban sobre la mesa hace sólo unos segundos.
No pueden haber desaparecido sin más, sin decir adiós.
Al caer la noche he de volver. Quizá vengan nuevamente.
La luz de luna siempre favorece estas búsquedas.
Tienen que regresar. El sol no perdona estos descuidos, no.

Y cuando por fin aparezcan todas esas letras perdidas, encontraré las palabras para explicarte este extravío.
Hasta entonces, ni una palabra más.

Gab

jueves, diciembre 15, 2005

Carta Desesperada (III)

Estimada Profesora.

        Muy hábil con aquello del pandeo a torsión… muy astuta. Nunca lo habría imaginado, pero bueno, creo que eso lo sabe usted ya por mi nota.
        Es usted imprevisible… primero dimensionar el acero a tracción, y luego sale con aquello del radio de giro a torsión, elevado al cuadrado. Toma castaña. Francamente, sus libros le hacen justicia. A pesar de lo que digan los envidiosos.
        Pero como vuelva usted a poner un examen como este, no será otra simpática carta lo que reciba en un sobre, sino ántrax, y del bueno.
        Un cordial saludo y felices navidades.


Propuesto por Mart-ini

martes, diciembre 13, 2005

Carta Desesperada (II)


Por favor, vete, déjame, olvidame y déjame que te olvide.
Por favor, aléjate, déjame vivir mi vida lejos de tu lado, porque yo no puedo dejarte.
Por favor, desaparece, piérdete, esfúmate y déjame a mí llevar mi vida y, si quieres, vívela conmigo, pero dame tu amor, no me lo dosifiques, no me lo des cuando a tí te parezca, entrégame tu corazón al igual que yo te entregué el mío... pero ámame.

Propuesto por Mart-ini

sábado, diciembre 10, 2005

Carta Desesperada (I)

Me inventé una felicidad a través de tus retales.
Hice de tus palabras mi libro de cabecera.
Olvidé lo peligroso de tus mentiras,
y lo inconsistente de las paredes de nuestra burbuja.

Respiré de tus indiferencias.
Bebí de tus deseos, olvidando que eran de alquiler,
que los encontré de rebajas cuando estaban de liquidación.
Me creí tus palabras, sin pensar que fueron manoseadas
en otras habitaciones igual de privadas.

Se coló en mi alma tu Do sostenido.
Bemoles y corcheas que me hicieron sonreír de pena y llorar de alegría.

No soy cenicienta trasnochada, no soy segunda,
no soy cuando los demás no están.
No soy repuesto, no soy invisible, no soy indiferente.

Esta es mi carta desesperada a una felicidad inventada
en lo que a ti te falta, y en lo que a mí me sobra.

LunaRoja

Propuesto por Mart-ini

jueves, diciembre 08, 2005

Poesía para el lector desconocido (II)

Si la fortuna me acompaña quizás encuentre la manera
de encajar todas esas palabras en unos versos,
sino lo mando todo a la mierda
y me pongo a leer un cuento.

¿Suena verosímil que una sabandija atraviese un lago?
¿Qué Zeus use paraguas para la niebla?
¿Qué un águila sobrevuele el cañón del Colorado?
¿Qué la sabandija le diga a Zeus que se vaya a la mierda?

Da igual, porque ¡oh paradoja!
que al intentan resolver el rompecabezas
lo he terminado de la manera más tonta.

Propuesto por Azena

Poesía para el lector desconocido (I)


NEGRA FORTUNA
(en versos de 12 y 5)


Esa densa niebla que siempre se obstina

en ocultar el cañón de la fortuna

que dispara mierda que ningún paraguas

puede deflectar,

sabe bien del lago lleno de recuerdos,

se ríe del Zeus que pretende volar

cual águila atada de múltiples sueños

aún sin realizar.

Sabandija negra, sombra de mis miedos,

paradoja absurda, te sabré disipar.


Historia del príncipe Vladimir y la princesa Stefania (III)

Era siempre la misma pesadilla. Lucha de titanes, sangre, sudor, desolación y muerte... al final ella sin vida junto al dragón, sobre un suelo cubierto de monedas relucientes y él enjugándole la cara con su pañuelo, secando también sus propias lágrimas.

Nunca había creído en los sueños como mensajeros del destino, pero sí en las metáforas. ¿Sería aquella princesa muerta la representación de sus ilusiones? ¿Las riquezas simbolizaban el materialismo que no paga por un minuto más de vida?

Entonces una tarde cualquiera decidió ir tras aquellos anhelos, aquella princesa. Buscar y derrotar al dragón que se estaba comiendo sus sueños. No habría un mañana si no vencía sus miedos en el hoy. Y espada-determinación en mano-alma, salió a encontrarse consigo mismo.

Venciendo temores enraizados en su espíritu desde niño y soltando lazos que ataban, uno tras otro, aferrándose a los restos de valor que aún no le habían sido arrebatados por la rutina y el tedio, rompió todos los moldes que le aprisionaban el alma.

Y un día finalmente despertó junto a la cabeza del dragón. Yacía sobre un lecho de monedas de oro y piedras preciosas. La princesa le enjugaba la cara con su pañuelo de seda.


Propuesto por Azena

miércoles, diciembre 07, 2005

Girando entre colores (IV)

Dicen que la Ciudad Esmeralda es de un verde cegador, dicen que a cientos de kilómetros ves su resplandor teñir el cielo y las nubes.

Cuentan que allí todo es posible, cuentan que en ese mágico lugar se ha refugiado la Esperanza.

Murmuran que quien traspasa las puertas de la Ciudad de la Esperanza no regresa jamás, porque quien se funde en el verde de sus calles vive para siempre.

Propuesto por Gacela

Historia del príncipe Vladimir y la princesa Stefania (II)

Pasar la mañana del domingo en un museo no es lo que Pablo consideraba algo divertido, así que encendió su walkman, se puso los cascos y siguió al grupo arrastrando los pies sala tras sala. La visita duraba ya medio CD cuando llegaron a la estancia central del Museo de Historia, una sala circular que disparaba la atención hacia el único objeto que descansaba en una urna de cristal en el centro.

- Esta es una de las joyas del museo, una extraordinaria obra de orfebrería del siglo XIII, esta corona dicen que perteneció al tesoro que el príncipe Vladimir rescató de las garras del dragón.

Pablo levantó por primera vez la vista de sus zapatos y bajó el volumen del walkman.

- No me suena esa peli…- interrumpió a la guía.

Los componentes del grupo, incluso sus padres, sonrieron divertidos.

- La estrenan estas Navidades,- le explicó la guía con un sonrisa de complicidad,-los de Disney vinieron al museo y pintaron un resumen de la película en los frescos que ilustran esta sala.

Pablo observó entonces las paredes y se dio cuenta de que efectivamente estaban decoradas con escenas antiguas.

- Son una reproducción exacta de las halladas en una ermita a los pies del volcán Kliuchevskoi en la península de Kamchatka, donde dicen que se encontraba la guarida del dragón,- añadió con un guiño hacia el resto de su audiencia.

Pablo se quedo rezagado hasta que vio salir al último del grupo, entonces se dirigió al primer fresco. La escena representaba al príncipe Vladamir zarandeando a un hombrecillo a los pies del lecho donde dormía una hermosa mujer. Pablo leyó la inscripción que rezaba en la pared:

- No, Stefania no puede morir.

- Sólo la sangre de un dragón podría salvarla

Avanzó hasta el segundo fresco. Allí el príncipe galopaba de noche, en la grupa se encontraba también la princesa Stefania dormida. Algo en el rostro de Vladamir le dijo que había estado llorando. Pablo leyó al pie:

El príncipe recorrió todo el reino, pero nadie había oído hablar de ningún dragón vivo.

- Qué putada, - musitó Pablo.

En la siguiente escena el príncipe se encontraba arrodillado frente a un lago iluminado por la luz de la luna, una mujer fantasmagórica levitaba sobre el lago y señalaba hacía una montaña que se divisaba en el horizonte.

La Señora da esperanza a Vladamir. En el volcán dicen que sobrevive un dragón.

A Pablo no se le pasa por la imaginación que sea la Virgen, sino Galadriel, con sus largos cabellos rubios y su mirada bondadosa y sabia.

En la pared de enfrente encuentra la cuarta estampa. El príncipe lleva en brazos a Stefania, avanza por una ladera con la nieve hasta las rodillas mientras el caballo yace muerto más abajo. Vladamir parece exhausto pero hay una clara determinación en su mirada.

Vladamir no se rinde y escala el volcán más alto del reino.

- Un volcán nevado, qué raro…,- musita Pablo para sí.

En la quinta escena Stefania permanece inerte apoyada contra una roca, Vladamir se asoma a la boca del volcán del que escapa una llamarada de fuego.

Vladamir ha encontrado el escondite del último dragón.

Pablo se apresura a acercarse a la última escena. En ella Vladamir lucha con un dragón a cuyos pies se aprecia un gran tesoro. El príncipe ha conseguido herir al dragón cuya sangre ha salpicado el cuerpo de Stefania, esta observa la lucha asomada a la boca del volcán

Stefania ha revivido con la sangre del dragón y contempla como su amado se encuentra al límite de sus fuerzas.

Pablo comprueba que no hay más ilustraciones en las paredes:

- Seré idiota, pensar que iban a contarnos el final de la peli…

Se dirige malhumorado hacia la puerta que conduce hasta la última sala cuando recuerda la última película de Disney que vió, entonces levanta la cabeza para contemplar como en la cúpula de la sala se encuentra la escena final.

Vladamir está tumbado inconsciente junto al cuerpo decapitado del dragón. Stefania le seca el sudor mientras en su mano izquierda conserva todavía la espada de Vladamir.

Pablo sonríe:

- Miranda Otto sería una Stefania genial.

Antes de abandonar la sala se gira para leer por última vez la inscripción que reza en la cúpula:

El Principe se despertó junto a la cabeza del dragón. Yacía sobre un lecho de monedas de oro y piedras preciosas. La princesa le enjugaba la cara con su pañuelo de seda.

FIN


Propuesto por Azena

lunes, diciembre 05, 2005

Girando entre colores (III)

El fuego no me deja ver. Me ha cegado las ganas, el aliento, el sentido. No veo más allá de la rabia y los celos. No puedo sentir más que el deseo maldito de ver tu cuerpo en llamas, estremeciéndose en un grito ahogado, donde pueda aplacarse el desgarro que siento en las entrañas.

Golpear tu mente y ver tu sangre resbalando en tus labios, y sonreír como un niño que ha descubierto una piruleta gigante. Delitarme. Que tus lágrimas sepan a fresas recién cogidas. Y sentir el poder que da saber que no eres nada bajo mis manos.

Y es que cuando la efervescencia del rojo me posee, no atiendo a razones...

domingo, diciembre 04, 2005

Girando entre colores (II)

Negro, como la noche, negro.

Palpando a oscuras, busca una luz. Pasea sus manecitas por la pared rugosas por el gotelé. Acaricia todas las rugosidades, todas las perfecciones e imperfecciones que abarca, pero solo existe el negro... oscuridad, misterio, soledad, perdido entre el silencio de la noche.

Sus deditos tocan algo... de forma ovalada.

Se hizo la luz.

Una luz amarilla que ilumina y da vida a los colores, a la vida. Rojos y azules, verdes y morados, todos toman forma bajo el resplandor de la lámpara. todos retoman la vida bajo su infuencia... el negro huye asustado, rendido, perdido en su propia oscuridad... Esta vez Alvarito, en su lucha, ganó al color negro.

Alvarito, con la seguridad de la luz, toma fuerzas. Se levanta de la cama y se pone las zapatillas. Pone rumbo al baño. Abre la puerta, pero el negro a tomado posiciones... sigue allí, esperandole, y el tiene que seguir avanzando.

Negro, como la noche, negro.

Palpando a oscuras, busca una luz. Pasea sus manecitas por la pared rugosas por el gotelé. Acaricia todas las rugosidades, todas las perfecciones e imperfecciones que abarca, pero solo existe el negro... oscuridad, misterio, soledad, perdido entre el silencio de la noche.

Tiene que seguir ganando al negro.

Historia del príncipe Vladimir y la princesa Stefania (I)

Una de las principales razones por las cuales Vladimir había llegado hasta allí no era por la riqueza en sí o por el renombre que daría a su familia si no porque realmente la amaba. A esta resolución había llegado mientras, sujetando los correajes de su caballo, andaba plácidamente admirando el paisaje, el bosque que precedía al casillo del padre de Stefania.

Aquel encuentro secreto estaba determinado por él de antemano: quisiera el padre o no... si ella aceptaba, la raptaría y calbagarían lejos hasta el confín del mundo si hiciera falta... a un lugar donde ni el fuera principe ni ella princesa. Cabalgaría a un lugar donde nadie los reconociera y puedieran vivir su amor anónimamente.

El robusto arbol se alzaba a lo lejos y, la silueta de Stefanía disfrazada de hombre, con su larga melena recogida bajo un gran sombrero de ala ancha le hizo acelerar el paso y, sin detenerse, al llegar, la abrazó y la besó, haciendo que esto sucediera mientras caía a un suelo de hierba fresca y mullida.

No se veían desde que aquel malvado hechicero se prendara de la belleza de Stefanía. Entre sortilegios y amenazas, había engañado al padre de ella de tal forma que, para perservar el reino de inumerables amenazas, plagas y demás horrores, ofreció la mano de ella en matrimonio al carcamal del hechicero, personaje que quituplicaba la edad de ella y que, por supuesto, ella se negaba en lo más profundo de su ser, pero que aceptaba ante sus padres por "la salvación del reino".

Vladimir, ante la antenta mirada de ella, comenzó a explicar en detalle el recorrido de su imaginaria aventura, relatando todo lo que verían, comerían, beberían y vivirían en su transcurso... a esto, ella lo miraba con los ojos abiertos de par en par, asimilando cada palabra y cada detalle e imaginandoselo en su cabecita.

-¿Y crees que podrás lograr eso? jajajajaja- Se oyó decir, como el sonido de un trueno....

Era el hechicero. Su figura carcomida por el tiempo, su larga melena blanca se confundía con su barba... ambos les descansaban por encima de una prominente barriga. Atabiado con una especie manto azul oscuro que lo cubría complentamente y, apoyado en un bastón más alto que él y con un gran disco de color azul clarito incrutado en su parte superior, aparecía tras un arbol cerca de ellos.

Vladimir, rápidamente, asió su espada entre las manos esperando cualquier cosa de él; por otra parte, Stefanía se refugiaba detrás del gran arbol ante el cual estuvo esperando a Vladimir.

-¡¡¡Muere!!!-Grito el hechicero y, sin soltar su bastón, dirigió el cristal de su bastón hacia la otra mano... la cual tocó el cristal y este, al poco, se tornó de un rojo intenso, como si el cristal fuera a fundirse de un momento a otro bajo el calor de las llamas del infierno. Los ojos del hechicero se tornaron blancos y, con el bastón, apuntó hacia Vladimir y una gran bola de fuego, como surgida de la nada, fue proyectada desde el bastón hacia Él. Este, sujetando la espada con las dos manos golpeo con ella a la bola de fuego en cuanto la tuvo cerca y, como había aparecido, desapareció.

Siguieron varios intentos y ambos contricantes empezaron a cansarse. Vladimir intentaba acercarse al hechicero para darle un golpe mortal, pero una nueva bola, con más fuerza que la anterior, le iterceptaba el camino y, desde mismo golpe, deshacía el camino recorrido.

El hechicero, por su parte... intentó cambiar de táctica: Elevó el bastón por encima de su cabeza y lo cogió por ambas manos. Pronunció el sortilegio adecuado y clavó con todas sus fuerzas el bastón en el suelo. El cielo empezó a oscurecerse y un rayo cayó a los pies del hechicero, justo en el lugar donde había clavado el bastón. El cielo se hundió un poco bajo los pies de este y quedó cubierto de una bola de luz, que, misteriosamente empezó a crecer hasta tomar la altura misma de los arboles del bosque. Un rugido surgió de la bola y grandes bandadas de pajaros huyeron de sus nidos. La luz empezó a disiparse y del interior surgió un gigantesco dragón.

Ante tal visión, Vladimir volvió sobre sus pasos hasta el gran arbol y, de un tirón, agarró la manga de la blusa que llevaba Stefanía y, como impusada por un resorte, se puso a correr tras Vladimir y, el dragón siguió detrás de ellos.

Cruzaron el bosque en la dirección de las montañas, buscando una vía de escape. El dragón corría torpemente detrás de ellos y, a cada paso, retumbaba el bosque entero.

Ya en las faldas de la colina, se internaron en una gruta pensando que el dragón no podría penetrar allí pues la boca se iba estrechando conforme iban adentrandose en ella. El dragón los siguió hasta donde la gruta se lo permitía.

Emitía ruidosos gruñidos que se pontenciaban con el eco de la cueva. Ante la posibilidad de que se le escaparan, el dragón embestió la cueva con todas sus fuerzas y esta empezó a derrumbarse. Vladimir y Stefanía tuvieron que deshacer el camino andado acercandose al lugar donde se encontraba el dragón. El olor de sus victimas era muy fuerte y el dragón intrudujo su cabeza por la gruta, topándose cara a cara con los perseguidos.

Estaban atrapados pues la gruta empezaba a derrumbarse tras ellos y el dragón tapaba la salida. Este, con la cabeza introducida en la gruta, lanzó un grito ensordecedor que aceleró el derumbamiento de la caberna. Una roca cayó sobre Vladimir dejándolo inconsciente y otra sobre el dragón, aunque solo lo dejó un poco atontado. Stefania, que había caido a causa del derrumbamiento, le arrebató la espada a Vladimir (inconsciente) y se abalanzó sobre la cabeza del dragón y le propinó un golpe de espada que se hundió en el cuello del dragón. Este abrió la boca y vomitó contra Stefanía un repugnante líquido amarillo y humeante mezclado con sangre que apestaba y la lanzó al suelo... inundando prácticamente toda la caverna con el líquido. Rápidamente se levantó y volviendo a coger el arma, terminó segándole el cuello al dragón, separándo la cabeza del tronco que cayó cerca del principe inconsciente. Del cuerpo del dragón surgieron mil haces de luz que deshicieron el cuerpo de este y liberaba la gruta y la salida. El vomito y la sagre empezaron a solidificarse en monedas de oro, el vómito, y en pequeñas piedras preciosas de color rojo, la sangre.

El príncipe se despertó junto a la cabeza del dragón. Yacía sobre un lecho de monedas de oro y piedras preciosas. La princesa le enjugaba la cara con su pañuelo de seda. FIN

Propuesto por Azena

sábado, diciembre 03, 2005

"Girando entre colores" (I)

Una mañana fría el azul se arrastró fuera de la cama.

La sábana como estela, intenta seguir su rastro.

Él se paró junto a la ventana y recorrió las cortinas.

La luz bañaba su cuerpo en vertical.

En horizontal, tendida sobre el lecho, quedó amarillo desnuda de estelas y de sueños. Abrió los ojos para verlo iluminado con rayos de sol, y recordó las lunas que los acunaron menguantes, mientras el creciente del deseo completaba fases, cerrando círculos de plata.

Las miradas se enlazaron, el destino pinceló una vez más sus trazos.

Y un verde infinito coloreó el resto del día.


propuesto por Gacela